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Perú-China: Precauciones que debemos tomar


 El desarrollo del Puerto de Chancay en Perú representa un ejemplo claro de cómo la iniciativa Belt and Road ha influido en países a nivel económico y geopolítico. La "Nueva ruta de la seda" anunciada por su presidente Xi Jinping en 2013 conforma el más grande proyecto de China, realizado al rededor del mundo construyendo y logrando concesiones de puertos, aeropuertos, etc.


La Iniciativa Belt and Road existe desde el año 2013, cuando el presidente chino la anunció, esta iniciativa busca conectar al país de forma transcontinental. La iniciativa se inspiró en la antigua ruta de la seda. Por esta iniciativa se han construido ferrocarriles, desde China a diferentes partes de Europa y Asia, se han creado puertos, en diferentes partes del mundo, aeropuertos, entre otros. El fin de esta iniciativa no es objetivo del tema que estamos tratando, pera vale la pena mencionar esto, ya que lo que está sucediendo en Chancay con una inversión ingente de dinero, no es algo eventual, es producto de una iniciativa ya establecida a nivel mundial. Por lo que este no es el primer proyecto de China en Latinoamérica, se habla de China y no de empresas China, ya que como sabemos estas empresas son públicas y le rinden cuentas al gobierno Chino, por lo que considero válido englobar a estas empresas bajo una misma concepción, en este caso con el nombre China. 

La presencia de China en Latinoamérica, donde se encuentran los países principalmente exportadores de materias primas, es visible. En el caso de puertos, además del puerto de Chancay, existen puertos con inversión China en Argentina y Brasil.


Fuente: Belt and Road Research Platform

El puerto de Chancay, gestionado por la empresa china Cosco Shipping , se proyecta como un nodo clave en Sudamérica, impulsando la conectividad entre Asia y América Latina. La inversión ha posicionado a Perú en el mapa logístico global, con beneficios en infraestructura, transporte y comercio.

Sin embargo, esta influencia también plantea interrogantes sobre la autonomía de los países receptores y su capacidad para gestionar el crecimiento económico de manera independiente. Además, casos como el de Hambantota en Sri Lanka demuestran que el poder económico de China puede causar ciertos abusos de poder, ya que en este lugar se cedió por 99 años el puerto de dicha isla, ya que Sri Lanka no pudo pagar sus deudas con el país chino.

Sri Lanka, con 22 millones de habitantes, enfrenta una grave crisis económica tras años de déficits presupuestarios y comerciales. La nación se endeudó masivamente, especialmente con China, para financiar proyectos de infraestructura ambiciosos pero insostenibles. Aeropuerto Mattala Rajapaksa fue construido con un préstamo chino de 200 millones de dólares, genera ingresos tan bajos que no cubren ni los costos de electricidad y el puerto de Hambantota fue incapaz de pagar una deuda de 1.400 millones de dólares con China, el país lo cedió a una empresa china por 99 años tras acumular pérdidas de 300 millones de dólares en seis años. La dependencia de financiamiento chino y los proyectos fallidos han generado preocupación en la comunidad internacional e India, destacando los riesgos de una mala gestión del endeudamiento. 


Aeropuerto Mattala Rajapaksa



Puerto de Hambantota


La expansión de China en infraestructura y comercio global trae consigo desafíos que, en muchos casos, han generado dependencia económica y endeudamiento para los países receptores. Los acuerdos comerciales y de inversión pueden, en ocasiones, derivar en una pérdida de control sobre infraestructuras estratégicas, lo que afecta la autonomía de decisiones y genera una creciente influencia en asuntos internos. En el caso del Puerto de Chancay, la inversión china podría comprometer la soberanía de Perú y su capacidad para manejar aspectos críticos de la economía, tal como se ha advertido en informes del Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (2023).


Para prevenir los efectos adversos de estas relaciones comerciales, varios países han adoptado políticas que regulan y limitan la inversión extranjera en sectores estratégicos. Estas estrategias incluyen acuerdos de control de operaciones y garantías de reinversión local para asegurar que los beneficios económicos se mantengan en el país. Las experiencias de países como Sri Lanka subrayan la importancia de establecer salvaguardas en los contratos y prever mecanismos de renegociación para mitigar riesgos y evitar una dependencia excesiva. Perú y otros países de la región podrían aplicar estas lecciones para asegurar un desarrollo sostenible y autónomo en sus relaciones comerciales con China.
 


Autor: Yago Derek Martell Morayra

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